C/ Maestro José Casado s/n

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"PERICO Y EL HADA"
(Resumen de la obra de títeres del mismo título)

En el colegio Federico García Lorca, hace años, estudiaba un niño llamado Perico.

Perico traía de cabeza a sus padres, maestros y compañeros por su comportamiento. Veréis ahora como era Perico y si tenían razón para estar enfadados con él o no.

En clase se portaba muy mal con sus compañeros, les empujaba, les hacía daño y siempre que podía le echaba la culpa a los demás de todo lo malo que hacía. Nunca estudiaba ni hacía los deberes, él prefería jugar y pasárselo bien y cuando la maestra le preguntaba nunca se sabía la lección.

Con la limpieza no era mejor, tiraba los papeles al suelo y no colaboraba con la campaña de limpieza y si encontraba charcos se dedicaba a meterse en ellos ensuciándose ropa, zapatos, manos, etc... Siempre estaba sucio y no olía muy bien que digamos.

Un día mientras estaba en el patio del colegio ocurrió algo fantástico. Sonó una música por todo el patio y todos los niños del colegio se quedaron dormidos placidamente, solo Perico, que no entendía lo que pasaba, se quedó despierto. De pronto apareció un hada, el hada Relimpia. Esto fue lo que paso:

PERICO: ¿Quién eres tú? ¿Qué le has hecho a mis compañeros?

HADA: Soy Relimpia, el Hada de la Limpieza y el Esfuerzo... Y por tus compañeros no te preocupes, que solo están dormidos. Cuando despierten, no recordarán nada.

PERICO: ¿Y a mí por qué no me has dormido también? ¿Qué quieres de mí?

HADA: Como Hada de la Limpieza y el Esfuerzo que soy, estoy encargada de que los/as niños/as comprendan lo importante que es trabajar, esforzarse, ser limpios y ordenados para poder vivir en armonía con las demás personas que nos rodean.

Te llevo observando desde principio de curso y veo que eres, con diferencia, el niño que menos estudia y el más sucio y desordenado que hay en este colegio. Así que he decidido acabar con esta situación de una vez.

PERICO: ¿Ah, sí? ¿Y qué piensas hacer? Te advierto que no me das ningún miedo. Yo soy como soy y no quiero cambiar. Para mi lo más importante es la comodidad. Estar preocupado siempre del estudio, el orden y la limpieza, es un esfuerzo que no quiero hacer. Así que ya ves, conmigo no tienes nada que hacer. Estás perdiendo el tiempo.

HADA: Bien, eso ya lo veremos. Para empezar, te voy a convertir en lo que en realidad eres, pues con respecto al trabajo, la limpieza y el orden tú no actúas como una persona, sino como un animal, ya que no piensas lo que haces.

PERICO: ¿Yo convertido en un animal? Pero ¿de qué estás hablando? No creo que seas capaz de hacer nada parecido.

HADA: Ahora lo verás.

“¡Venid en mi ayuda, fuerzas del bien!

Esfuerzo y limpieza, debe aprender.

Ancas de rana, aletas de peces,

que este niño se convierta

en el animal al que se parece!”

PERICO: ¿Qué ha pasado? ¡Me siento muy raro! ¡Anda! ¿Qué es esto? ¡Me ha salido un morro! ¡Y también orejas de animal en la cabeza! Y siento algo raro en el trasero… ¡Madre mía, un rabo! ¿Pe, pero en qué me has convertido?

HADA: Eso lo tienes que averiguar tú. Pasea por el patio del colegio y busca a tu hermano.

PERICO: ¡Pero si yo no tengo hermano!

HADA: Ya lo creo que tienes uno. Quizás tú no lo conozcas pero él sí que te conoce a ti. Lo encontrarás si buscas por los jardines del colegio. Piensa en un animal al que le encanta vivir sin esforzarse por nada y disfrutando con la suciedad. Cuando lo encuentres, descubrirás quién eres en realidad. Si entonces estás arrepentido y piensas cambiar, llámame, que yo haré que seas de nuevo un niño normal. Tienes solamente la hora del recreo para encontrarlo. Si no lo haces, te quedarás siempre como estás ahora.

Perico se quedó muy triste y comenzó a dar vueltas por el patio buscando a su hermano y pensando que todo aquello era un sueño o una pesadilla mejor. Tenía que buscar una animal que fuera su hermano. ¡Qué cosa más rara le había dicho el hada ¡

El primer animal que apareció fue un gato y Perico le preguntó si él era su hermano.

GATO: ¡Miau, miau! ¿Yo tu hermano? ¡Quita, quita…! Mírame bien: yo me paso el día atusándome el pelo para que esté brillante y suave. Tú en cambio hueles fatal, estás lleno de manchas. Eres un animal muy desagradable. ¡Miau, miau!

El gato dejó confundido y triste a Perico que ahora veía aparecer por otro lado del patio a un perro. Perico se acercó a él y…

PERICO: Estoy buscando a mi hermano. Es un animal al que le encanta estar sucio y no le gusta esforzarse en hacer nada. ¿No serás tú mi hermano por casualidad? Como te veo tumbado tantas horas en el suelo durmiendo…

PERRO: ¡Sin ofender, oye, que yo soy limpio y trabajador! Yo soy el perro del portero. Aunque me veas tirado en el suelo y te creas que estoy dormido y vagueando, no es así. Estoy alerta por si entran extraños en el colegio, ladrones y eso, ya me entiendes. Trabajo de día y de noche; siempre estoy en guardia. Por otro lado, mi amo me tiene muy cuidado. A mi me encanta que me bañe y me cepille el pelo. Son los mejores ratos del día. Pero a ti…no parece que te guste mucho el agua y el jabón, porque apestas a distancia…

Tampoco el perro era su hermano y Perico seguía sin encontrar a su hermano, pero otro animal se acerca y…

CERDO: ¡Gruig, gruig! ¡Buenos días, hermano!

PERICO: ¿Cómo? ¿Hermano? ¡Yo no soy tu hermano!

CERDO: ¡Gruig, gruig! ¡Ya lo creo que sí! Mírate bien: tus orejas, tu hocico, tu rabo…son idénticos a los míos. Y los dos estamos igual de sucios y olemos igual de mal. ¡Gruig, gruid!

PERICO: ¡No, tú eres un cerdo y yo soy un niño!

CERDO: ¿Tú un niño? ¡Veo que eres un bromista, hermanito! ¡Anda, vamos a ensuciarnos con el barro, que sé que te gusta tanto como a mí!

PERICO: ¡Que te he dicho que me no soy tu hermano! ¡Déjame en paz! Me voy…

Perico se marchó enfadado porque no se imaginaba hermano de aquel animal. Pero el cerdo seguía de tras de él y perico, que no sabía como quitárselo de encima, echó a correr.

PERICO: ¡Déjame, quiero estar solo, so pesado!

CERDO: ¡No pienso dejarte, hasta que nos revolquemos juntos en el barro!

A final Perico, harto de correr y viendo que el tiempo se acababa, decidió llamar al Hada y le prometió que de ahora en adelante se portaría bien, estudiaría y no tiraría nada al suelo. El Hada le creyó y le dijo:

HADA: Está bien, volverás a ser un niño:

“Venid en mi ayuda, fuerzas del bien.

Que Perico se convierta

en un niño, otra vez.”

Pero le hizo una advertencia, como volviera a ser sucio o vago, se convertiría en cerdo para siempre. Con el nuevo encantamiento los niños del patio se despertaron y siguieron jugando como si no hubiera pasado nada. Perico mientras tanto se dedicó a recoger papeles del suelo y los demás niños no salían de su asombro.

Esa misma tarde, ya en su casa, Perico jugaba con su play mientras pensaba en el susto que se había llevado por la mañana con el hada. Pero pronto se le olvidó todo y su cuarto seguía desordenado como siempre. Su madre le pedía que lo ordenara a lo que él contestaba.

PERICO: No tengo ganas de ordenarlo, ¿no ves que estoy jugando? Ordénamelo tú, que para eso eres mi madre y la mujer de la casa.

Su hermana también le dejaba la ducha para que se lavara y le ayudara después a poner la mesa, pero él se hacía el remolón mientras seguía jugando. Y, por supuesto, de hacer los deberes, nada de nada.

Poco a poco y como por arte de magia, Perico se fue convirtiendo en el mismo animal que por la mañana en el cole y cuando entró su padre.

PADRE: Si no sales, me veré obligado a entrar en tu cuarto y quitarte el juego. ¡Oh…! ¡Ja, ja, ja ¡ ¿Pero de qué te has disfrazado, criatura?

PERICO: ¿Yo disfrazarme? ¡Vaya ocurrencia! ¿Por qué dices eso, papá?

PADRE: La verdad es que te sienta muy bien y estás muy gracioso. ¡Ja, ja, ja…! Anda, quítate ya ese disfraz de cerdo que te has puesto, dame la maquinita y ve a poner la mesa que tenemos todos mucha hambre.

Cuando Perico escucho lo de “disfraz de cerdo”, se tocó la nariz y las orejas y comprendió lo que había pasado, el hada había vuelto y estaba en su casa. Perico comenzó a llorar desconsolado y a llamar al hada comprendiendo que no había cumplido con su promesa. ¡Hada, hada, socorro, no me dejes convertido en cerdo para siempre! ¡Hada, por favor, aparece y ayúdame!, gritaba Perico. De pronto aparece el hada.

HADA: ¿Qué te pasa, Perico? ¿A qué viene tanto llanto?

PERICO: ¡Mírame, ahora seré un cerdo para siempre! ¡Qué vergüenza!

En ese momento apareció ante él el hada.

HADA: Ya te lo advertí. Tenías que haber cumplido tu palabra.

PERICO: Ya lo sé, y no sabes cómo me arrepiento. Me lo tengo merecido por ser tan flojo, tan desordenado y sucio. ¡Pero ayúdame por favor! ¡No me dejes con esta pinta toda mi vida!

El hada escuchó a Perico y viéndole tan triste, decidió hacer un nuevo encantamiento que tendría efecto si Perico estaba arrepentido de verdad. Así pasó y después de formular las palabras mágicas el hada, Perico se convirtió de nuevo en niño.

Perico había aprendido la lección y, aunque costó trabajo, desde ese día es un nuevo niño, ayuda en casa, es limpio, ordenado, estudioso y buen compañero. Ni que decir tiene que desde ese día Perico era el alumno más conocido del colegio. Todos querían ser amigos de él. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

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